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AFASIAS Y SU ORIGEN HISTÓRICO

Actualizado: 21 mar 2023




INTRODUCCIÓN


Consideramos afasia a una alteración en el lenguaje (comprensivo y/o expresivo) a consecuencia de un daño cerebral adquirido. Dicha afectación es tan arcaica como el origen del lenguaje y por ello consideramos interesante hacer un pequeño repaso sobre su origen para poder entender cómo hemos llegado en la actualidad a evaluar y tratar estos casos.


A lo largo del siguiente texto vamos a encontrar un pequeño repaso de los avances en el estudio de la afasia desde sus orígenes en el antiguo egipto hasta la actualidad y nuestro modelo de referencia que nos permite un adecuado diagnóstico, evaluación y rehabilitación más ajustada al paciente.

ORÍGENES

Egipto y antigua Grecia.


Desde el origen del antiguo Egipto se describen casos de personas con roturas craneales que entre otros síntomas perdieron el habla. De ello nos habla James Henri Breasted en 1920 que descifró papiros datados de los años 3000 – 2500 a.c. Los egipcios eran muy observadores y señalan la importancia de saber qué lado del cuerpo había sido afectado, además de diagnósticos y tratamientos que aportaban.


Los griegos también describieron estas alteraciones que podemos observar en tratados de Hipócrates que habla de enfermedades y teoría humoral que consideraba que el cuerpo tenía 4 humores (sangre, flemas, bilis amarilla y negra) y cualquier alteración en estos podía provocar enfermedades. Sin embargo las descripciones son muy pobres.


Posteriormente no se observan grandes avances en el desarrollo de las investigaciones en daño cerebral hasta el siglo XV. A parir de este siglo empezamos a encontrar datos de pacientes que sufren alteraciones lingüísticas debido a daño cerebral.


HACIA EL MODELO CLÁSICO

Renacimiento


Podemos considerar que el renacimiento es el inicio de la ciencia moderna y el estudio pormenorizado de pacientes con alteraciones del lenguaje que nos lleva a descripciones más pormenorizadas.


En 1673 Johann Schimdt realiza la primera descripción de parafasia, presente en sus pacientes como sustituciones erróneas de unas palabras por otras. También Giovanni Batista Morgagni en 1762 habla de pacientes con daños cerebrales que comprenden el lenguaje pero no hablan. A peser de todo esto, no se sabía si dicha alteración se debía a un área concreta del cerebro o a su totalidad.


Más adelante, J. Gesner en 1770 describó por primera vez lo que conocemos como jergafasia, observando a pacientes cuyo lenguaje era ininteligible y fluido. Además supuso un gran avance al indicar que, a diferencia de lo que se consideraba en aquella época, las alteraciones del lenguaje no se debían a un fallo en la memoria o la parálisis en la lengua sino a un efecto derivado de la imposibilidad de asociar las ideas abstractas con su símbolo verbal correspondiente.


Numerosos autores aportan durante esta época referencias a alteraciones del lenguaje, lo cual supone un impulso hacia el estudio sistemático de las afecciones cerebrales asociadas al lenguaje y el inicio a la neuropsicología moderna.


PROFUNDIZACIÓN EN EL MODELO CLÁSICO

Siglo XIX


A principios del siglo XIX Joseph Gall fue el primero en situar el lenguaje en un área cerebral concreta. Su especialidad era la frenología que más tarde fue desacreditada pero no debemos olvidar que Gall fue el primero en mentar que en la corteza cerabal debía haber un órgano del lengaje para la memoria de las palabras y otro para la articulación de estas mismas y debían estar en el lóbulo frontal. Sin embargo, en aquella época se pensaba que ambos hemisferios eran simétricos y por tanto una lesión en el área frontal, del hemisferio que fuera, tendría como consecuencia este tipo de afasia.


Fue Paul Broca (1861) quien logró descifrar, tras la autopsia de diferentes pacientes, que el cerebro, a diferencia de lo que se pensaba, no era simétrico sino que la lesión en la tercera circunvolución del lóbulo izquierdo era la que provocaba que sus pacientes padecieran afasia motora (perdiendo fluidez verbal) en contraposición a los casos que padecian la misma lesión en el lóbulo derecho que no producían trastornos del habla.

Tras Broca nos encontramos con Carl Wernicke que en 1876 publicó la presencia de otra afasia donde el lenguaje no era comprensible pero si fluido. Localizó el área encargada de esta producción al lado de la corteza auditiva primaria. Siendo el primer creador de un modelo teórico que explicaba los tipos de afasia, incluyendo la de conducción, que conecta el área de producción con la comprensiónn.


En 1885 Ludwin Lichteim diseñó un modelo que confirmaba el de Wernicke, donde relacionaba más áreas cerebrales con trastornos del lenguaje e incluía afasias como la motora transcortical, subcortical, sensorial transcortical y subcortical. Este modelo es el que se sigue utilizando actualmente con mínimas variaciones.


Seguidamente a estos autores podemos encontrar muchos otros que consideraban estas afirmaciones erróneas que son relevantes para el continuo estudio de los autores pero no vamos a resaltar aquí.


A mitad del siglo XX se crean los modelos que utilizamos hoy en día realizados por Alexander Luria, neuropsicólogo que tras estar en contacto con numerosos exsoldados de la segunda Guerra Mundial propone en 1958 una clasificación de afasias centrada en los procesos que se dañan, separando afasias sintagmáticas de las paradigmáticas (daño al unir palabras a nivel sintáctico vs daño en la facultad para elegir palabras a nivel léxico), además Luria generó la idea de entender las funciones del lenguaje como algo más globalizado y menos localizado.

En los años 60 Noran Geschwind plantea un modelo neoconexionista que reforma los de Werncke y Lichteim añadiendo la afasia global, mixta transcortical y anómica y excluyendo la soredera verbal y la anártria por no considerarlas trastornos lingüísticos. Este modelo es el que se utiliza hoy en día.


SITUACIÓN ACTUAL

SIGLO XXI


Actualmente nos encontramos que gracias a los grandísimos avances en imágenes, tecnología y neurocirugía podemos afirmar que estos modelos no eran utópicos y además hemos podido observar con el estudio del genoma humano que la teoría clásica va más allá, abriéndose un gran abanico hacia numerosas estructuras y funciones del lenguaje. El doctor David Poeppel encabeza una de las últimas investigaciones que relaciona lenguaje y cerebro utilizando la magnetoencefalografía lo que nos permite observar actividades neuronales en un periodo corto de tiempo. Esta autor concluye que Broca y Wernicke no iban mal encaminados pero hay un número de áreas y una distribución del lenguaje en el cerebro mayor aún de la que estos autores indicaban e incluso engloba ambos hemisferios en diferentes ocasiones.


CONCLUSIÓN


Para concluir este breve resumen de la historia sobre la evolución en la investigación relativa a la afasia, podemos destacar que desde los inicios de los tiempos ha habido un gran interés en observar las causas y poder tratar las afectaciones relacionadas con esta afetación.

El tiempo nos ha podido aportar grandes autores que han ido dando luz y visibilidad a las alteraciones del lenguaje asociadas a un daño cerebral adquirido. Podemos decir además que por suerte o por desgracia, la segunda guerra Mundial pudo servir como un antes y un después en estos estudios.

Finalmente la tecnología nos ha podido aportar los mayores avances en la investigación actual pudiendo dar luz de forma temprana a estas patologías y encontrar su situación concreta para poder hacer un tratamiento precoz y mejor adaptado.

BIBLIOGRAFÍA

Cuetos, F. (2011). Neurociencia del Lenguaje. Editorial Panamericana.

Herrera, L. (2019). Procesamiento cerebral del Lenguaje: Historia y evolución teórica. Revista de Difusión cultural y científica de la Universidad La Salle en Bolivia. (17) 17: 101-130.

Poeppel, D. (2012). The maps problem and the mapping problem: two challenges for a cognitive neuroscience of speech and language. Cognitive Neuropsychology, 29: 1-2, 34-55.

Quintanar, L. (2002) Breve historia del Estudio de las Aleteraciones del Lenguaje. Revista Española de Neuropsicología. (4) 1:7-14.


Carmen Iriarte Ballesta

Logopeda 46121

Máster en investigación logopédica en daño cerebral

y trastorno neurodegenerativo

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